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¿Por qué los niños obedientes pueden ser los más infelices?

¿Por qué los niños obedientes pueden ser los más infelices?

En Grupo Eudermic sabemos que ser padres no es tarea sencilla y el comportamiento de los niños siempre será diferente. El niño más obediente puede ser el niño más infeliz. Tal vez nos parezca exagerado, pero no lo es. Todo depende del tipo de obediencia. Si el niño es disciplinado y sumiso por miedo a represalias, no será feliz. Si en cambio el niño obedece por respeto a los demás, podrá ser el niño más feliz del mundo.

Por qué debes educar a tu hijo en el respeto y no en el miedo

El miedo al castigo ofrece dos vertientes: una buena y otra mala. O tal vez las dos malas, aunque a ojos de los mayores una de ellas nos parezca, en principio, buena.

– El niño que aprende a obedecer los límites por miedo a los castigos y cumple las normas de buena gana para obtener una recompensa, en el fondo no es un niño libre.

Aprende a obedecer a las personas que le amenazan, pero dejará de hacerlo ante las personas que no lo hagan.

Al final, no será un niño feliz, porque vivirá con miedo y no se atreverá a probar, investigar y por supuesto, nunca intentará ‘saltarse las normas’.

Aprenderá que en el mundo hay ‘opresores’ y ‘oprimidos’. Y que en cualquier caso es mejor ser opresor.

Sin embargo, el niño que aprende a obedecer desde el respeto, aprenderá:

A cumplir las normas en todas partes, porque entenderá que igual que sus padres merecen su respeto, también lo merecen los profesores y las demás personas.

Y además se mostrará como un niño curioso, ilusionado y con ganas de probar nuevos retos.

¿Sabes por qué hay niños que en casa se portan tan bien y en el colegio de pronto se transforman en pequeños ‘salvajes’? Porque aprendieron que en su casa reina la amenaza y el miedo y en el colegio no. Allí son libres. El colegio se convierte en un lugar perfecto para dejar expresar toda la rabia y la frustración que guardan dentro.

O puede darse el caso de que niños muy obedientes en casa (por miedo), son niños retraídos y miedosos. Y con problemas de autoestima y manejo de las emociones. La causa, ya la conoces.

Cómo educar a un niño en el respeto

Las palabras no se las lleva le viento. Olvida ese dicho popular que nos viene bien para otras cosas. En temas de educación, las palabras son importantes, muy importantes. También el tono que se emplea al hablar y por supuesto, el volumen.

Para que un hijo nos respete no hace falta gritar. Yo siempre he entendido el grito como una bofetada. Como una ofensa. Como un intento de imposición. Por supuesto, tampoco le humilles (mucho menos, en público).

Explica el por qué de las normas. Aunque sea pequeño, debes decirle por qué debe respetar ciertos límites.

Utiliza la técnica del sándwich si quieres que cambie un comportamiento. Esto es: primero resalta algo bueno que esté haciendo, luego explícale qué necesitas que cambie y por qué y termina agradeciendo de nuevo por algo que quieras destacar de él.

Mide las palabras y el tono cuando con los que te diriges a él. No es lo mismo decir a un niño: ‘Estate quieto ya, que no haces más que molestar’…que decir: ‘Por favor, ¿puedes parar un momento, que estoy muy cansado y necesito descansar?

Ofrécele responsabilidades. Si el niño se siente útil y responsable en casa, tenderá a asumir y respetar mucho mejor las normas y los límites.

Fuente: www.guiainfantil.com

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