El Síndrome de Diógenes, un síndrome ignorado
Alguna vez has escuchado sobre el síndrome de Diógenes? El día de hoy Grupo Eudermic te habla sobre ello.
Se llama “Síndrome de Diógenes” a un conjunto de patrones de conducta, cuyos rasgos principales son el aislamiento social, descuido en la higiene personal y marcada tendencia a acumular objetos inútiles. Este síndrome afecta principalmente a personas que han superado los cincuenta, pero también a personas que sufren adicciones u otro trastorno mental.
El Síndrome de Diógenes se confunde a veces con el trastorno de acumulación compulsiva. Aunque tienen similitudes, la principal diferencia es que quienes padecen el Síndrome de Diógenes no solamente acumulan objetos inservibles, sino también basura y desperdicios propiamente dichos y llevan al extremo el descuido de su apariencia personal.
“Los hombres, no obstante a que se les hace imposible existir en el aislamiento, sienten como un peso intolerable los sacrificios que la civilización les impone para hacer posible la vida en común.”
-Sigmund Freud-
Un elemento común en quienes sufren este síndrome es la soledad. Hay evidencia que apunta a que el trastorno se aparece durante un periodo de duelo y generalmente está asociado a alguna modalidad de depresión, de trastorno obsesivo o de tendencias paranoides
¿A qué Diógenes se refiere el síndrome?
Este síndrome se bautizó como de “Diógenes”, aludiendo a Diógenes de Sinope, un filósofo griego de la antigüedad que inspiró a los cínicos de su tiempo. Esos cínicos, por supuesto, no tienen nada que ver con los cínicos actuales. En la antigüedad, los cínicos representaban a una corriente de pensamiento que consideraba que la civilización y su forma de vida estaba equivocada y que la felicidad venía al vivir una existencia sencilla y acorde con la naturaleza.
Diógenes de Sinope vivía solo en un tonel y era poco afecto a la compañía. Despreciaba los usos y costumbres de su tiempo y hacía una crítica mordaz a las costumbres sociales. Para muchos, sus enseñanzas eran escandalosas.
Sin embargo, a diferencia de quienes padecen el síndrome, Diógenes era absolutamente desprendido de todas las posesiones materiales. Lo suyo era ir en contra de los lujos y las ambiciones.
Las características de quienes padecen el Síndrome de Diógenes
Hay algunos rasgos bien definidos en quienes están afectados por el Síndrome de Diógenes. Los principales son:
- Aislamiento social. Son personas que pueden pasar semanas, e incluso meses, sin salir de su casa y sin hablar con nadie.
- Comportamiento huraño. Son extremadamente críticos con los demás y expresan un rechazo abierto hacia los otros.
- Tienen una pésima higiene personal. No cuidan de su apariencia, ni de su salud, en lo más mínimo. Fácilmente se pueden confundir con un mendigo.
- Ahorran dinero compulsivamente. Una de sus obsesiones es el ahorro del dinero, ya que se sienten muy pobres aunque tengan grandes sumas acumuladas.
- No pueden establecer el valor de las cosas. Para ellos es igual de valiosa una cáscara de naranja que una joya. No quieren botar nada a la basura.
- Experimentan miedo e inseguridad constantes. Suelen creer que los demás quieren hacerles daño o robar sus posesiones.
- Frecuentemente adoptan animales callejeros. Son como un objeto más. Recogen perros, gatos, lo que sea, y los tienen a su lado, pero sin prodigarles cuidados o afecto.
¿Se puede superar el Síndrome de Diógenes?
El diagnóstico del Síndrome de Diógenes supone cierta dificultad, ya que comparte varios síntomas con otras patologías. Además, no todas las personas que presentan ciertos rasgos de aislamiento, falta de higiene o tendencia a acumular padecen este síndrome. De ahí que el diagnóstico solo pueda ser establecido por un profesional de la salud mental.
Las personas afectadas con este síndrome, por lo general, rechazan cualquier tipo de tratamiento. No quieren que nada altere su forma de pensar, de sentir y de vivir, por eso son muy reacios a aceptar a alguna ayuda.
Si la persona tiene familiares, lo indicado es trabajar primero con ellos para que a través suyo se pueda hacer una intervención adecuada. Los parientes, al menos, pueden hacer cierto seguimiento para evitar que las condiciones higiénicas lleguen a ser peligrosas para la salud de la persona afectada o de quienes le rodean.
En caso de que lo acepten, deben recibir un tratamiento integral que incluya valoración médica, psicológica y psiquiátrica. En todo caso, lo mejor siempre es prevenir que se presente este tipo de trastorno. La mejor manera de lograrlo es evitar que los adultos mayores vivan en completa soledad y descuido.
A veces basta con visitas periódicas y pequeños estímulos para que una persona no quede sumergida en ese mundo de aislamiento. En una sociedad sana, ningún adulto mayor, ni otro tipo de personas en problemas, debería verse expuesto a ese grado de olvido.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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